Historia
Las noticias históricas acerca del origen del bocado son escasas e inciertas. Es probable que, si al principio utilizó el hombre los servicios del caballo montándolo a pelo, y sin tener medio alguno para dirigirlo y contenerlo, como aparece en antiquísimas representaciones, pronto debió de ingeniarse para suplir estas deficiencias, ideando una brida primitiva con riendas, a las que se agregaría más tarde un palo corto, atravesado en la boca del animal, verdadero embrión del filete, que sería el primer instrumento que sirvió para regular la velocidad del caballo y para detenerlo en su carrera.La invención del bocado se atribuye a los egipcios. Según, el historiador ateniense, Jenofonte, los griegos conocieron dos clases de bocado: uno muy fuerte con corales o puntas muy agudas, que servía para la doma (bocado de lobo), y otro más suave y menos doloroso.
Los romanos utilizaban uno muy semejante al actual filete, que según Scheffer, debió tener una especie de barbada.
Se ignora quién inventó las camas. En la Alta Edad Media, hasta el siglo XIII, el caballo con su barda de mallas, sólo usaba el bridón como una rienda. Pero a finales del siglo XIV apareció una especie de bocado con dos riendas, que pronto se generalizó, adoptando las formas más diversas y caprichosas. Estos bocados con el desveno exageradamente alto, eran muy fuertes; lo cual no es extraño, pues así se necesitaban para los torneos. Eran siempre partidos e iban comúnmente guarnecidos de aretes, aguijones, etc.
Durante el siglo XVI y el siguiente la variedad de bocados creció, conservándose ejemplares de aquella época, algunos de ellos muy artísticos. Eran de grandes camas y los había a propósito para toda clase de caballos.
En 1626, el capitán Pérez de Navarrete pubicó su Arte de enfrenar, en el que describe 36 clases de bocados, con ilustraciones. En 1735, Lucas Maestre presentó en su Deleite de caballeros 96 modelos diferentes. Durante todo este tiempo se abandonó el uso del filete, empleándose el bocado hasta para la doma, que se efectuaba con el auxilio del cabezón de serreta. Esta moda subsistió hasta muy entrado el siglo XVIII, a partir de cuya época fueron poco a poco desechándose los bocados de formas extravagantes y creándose nuevos tipos, más suaves, que han ido sucesivamente perfeccionándose.
El hipólogo español Juan Segundo, inventó un sistema de bocados y estableció los principios fundamentales a los que debe sujetarse su uso.
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