Aspecto de una pared pintada con gotelé.
El
gotelé (del francés
goutte o
gouttelette, gota o "gotita")
[1] es una técnica consistente en esparcir pintura al
temple
más espesa de lo habitual, de tal manera que durante su aplicación
aparezcan gotas o grumos de material que produzcan una superficie final
de acabado grumoso. Esta técnica se utiliza por su capacidad para
disimular las imperfecciones en las
paredes.
Aplicación
El gotelé común se hace con pintura al temple. Opcionalmente, se
pueden utilizar pastas densificantes a las que se añade una pequeña
proporción de agua (a mayor cantidad de agua, texturas más finas), o
bien pinturas a la cola ya preparadas para este fin. El gotelé se puede
aplicar manualmente con una paleta, pero lo habitual es aplicarlo a unos
15-20cm de distancia de la pared
[2] con pistolas especiales para gotelé (
air-brush), que incorporan un compresor para expulsar el producto, y pueden regular la boquilla para obtener disintos
granos o texturas de acabado. También existen máquinas manuales para aplicar gotelé denominadas
tirolesas: éstas consisten en unas cajas de chapa con rodillos dentados, que expulsan la pintura accionando manualmente una manivela.
[3] Por último, existen rodillos que consiguen efectos de
picado similares a los del gotelé,
[2] e incluso se pueden utilizar técnicas caseras, como aplicarlo con una escoba.
[4] La pintura para gotelé, en función de su rugosidad o tamaño de grumos, puede requerir entre 0,8 kg y 1,5 kg de material por m
2.
[1]
Puede aplicarse en una sola capa, o en dos siguiendo distintas
direcciones. El gotelé suele pintarse posteriormente con pinturas
plásticas, de mayor durabilidad y más fáciles de lavar, aunque también
es posible dejarlo tal cual acabado final. Una tercera opción consiste
en colorearlo en masa con tintes añadidos a la mezcla, siempre y cuando
el tono buscado no sea excesivamente fuerte. En estos casos, la
concentración de tinte no puede ser excesiva (del orden del 5-6%),
[1] [5] por lo que los colores resultantes serán suaves o tipo
pastel. El tiempo normal de secado al tacto suele rondar entre las 2 y 4 horas.
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